- Dibuja y recorta una flor de 5 o 6 pétalos en el papel. Después, dobla con cuidado cada pétalo sobre el centro de la flor, porque aún sin agua, la flor se puede abrir.
- Coloca tu flor, cuando tú quieras, en un recipiente con agua y observa como empiezan a abrirse los pétalos con suavidad ¡como si la hubieras tocado con una varita mágica!